La edición realizada del artículo completo está hecha con la pretención de exponer los objetivos propuestos por este laboratorio, enmarcado en la teoría de la Descolonización del saber y las Geopoliticas del conocimiento ampliamente desarrolladas por Walter Mignolo, Aníbal Quijano y Santiago Castro-Gómez.
La trayectoria intelectual y política de Silvia Rivera Cusicanqui, en los Andes, es un ejemplo paradigmático para entender la importancia y las consecuencias de la geopolítica del conocimiento. Los procesos de descolonización política, en la segunda mitad del siglo XX, fueron acompañados por la iniciación de proyectos de descolonización intelectual. Así, la colonialidad tanto del poder como del saber, sería un fenómeno de doble cara. Por un lado, la cara de los mecanismos mediante los cuales opera el poder colonial a todos niveles. No obstante, el aspecto fundamental estaría en el hecho de que la colonialidad del poder está asentada sobre la colonialidad del saber. Fueron, y son, las formas del saber moderno en las que se justificó el colonialismo. Por otro lado, el hecho de que en la colonialidad del saber y del poder se fundaron y crearon experiencias y subjetividades. La colonialidad del ser sería una de las consecuencias tanto de la colonialidad del saber como la del poder.
El largo ensayo de Rivera Cusicanqui, “La raíz: colonizadores y colonizados” (Cusicanqui,1993) es el que quizás mejor ilustra la importancia del concepto en el pensamiento crítico-social y su importancia también en la descolonización del saber. Tres ejes caracterizan el pensamiento de Silvia Rivera Cusicanqui y le dan un perfil definido a su contribución al pensamiento crítico en los Andes y en América Latina, son los siguientes. El primero de esos ejes es la actualización del concepto de “colonialismo interno” conjugando dos genealogías disciplinarias y nacionales: la de la sociología antropológica mexicana con la historiografía económica de la colonia en Argentina. Otra contribución de Rivera Cusicanqui son sus propuestas innovadoras y radicales sobre la intersección entre ética y epistemología en las ciencias sociales. Su crítica a la ciencia social andina subrayó las tensiones entre normas metodológicas y principios epistemológicos en las ciencias sociales, fundamentalmente la sociología, la economía, la ciencia política y la historia. Dos son los artículos en los que se adelantan estos argumentos. Uno está dedicado a “las sendas y senderos en la ciencia social andina” y el otro al “potencial epistemológico de la historia oral”, del cual me explayaré más abajo.. La segunda justificación es que la propia Rivera Cusicanqui y la historiadora Rossana Barragán, emplearon el término en la co-edición y traducción de un grupo selecto de artículos escritos por miembros del grupo de Estudios Subalternos Surasiáticos (Cusicanqui y Barragán,1997). Leyendo la introducción de Rivera Cusicanqui y Barragán al volumen se pueden comprender los vínculos intelectuales y la similaridad de proyectos al mismo tiempo que se comprende la diferencia entre el colonialismo hispánico, en los Andes, a partir del siglo XVI y el colonialismo inglés, en India, a partir de finales del siglo XVIII. De qué manera la diversidad de legados coloniales genera posturas y proyectos post-coloniales es lo que está en juego, precisamente, la genealogía de los conceptos de colonialismo, colonialismo interno y colonialidad en el pensamiento crítico-social en América Latina.
“El potencial epistemológico de la historia oral” es una contribución radical . Para entender la radicalidad de la propuesta hay que distinguirla de los planteos canónicos relacionados con la “historia oral”, esto es, con la importancia justamente otorgada a informes y documentos que no están registrados por la escritura. No obstante, la colonialidad es una dimensión ajena a estas ramificaciones de la historiografía. A pesar de la importancia que tuvo y tiene la apertura de la disciplina historiográfica hacia “fuentes” no canónicas de investigación, Rivera Cusicanqui hace otro tipo de planteo. No son las “fuentes”, su veracidad o falta de ella, lo que le interesa. En primer lugar, subraya y critica el criterio de razón instrumental que predomina en el concepto de “ciencias sociales” y la justificación “científica” del conocimiento y la comprensión social. Esto es, el método no garantiza ni un conocimiento y comprensión adecuados ni tampoco confiables a la vez que es un criterio que les permite, a los cientistas sociales, descalificar otras formas de conocimientos, académicas o no, bajo el “privilegio” auto-otorgado a la presupuesta cientificidad de las ciencias sociales. El potencial epistemológico de la historia oral reside, desde su argumento en el hecho de que es posible producir conocimiento “crítico” y que este conocimiento y comprensión “crítico” es lo que le falta a la cientificidad de las ciencias sociales.
¿Cuál es pues el argumento? El argumento se funda en la experiencia que Rivera Cusicanqui tuvo con el Taller de Historia Oral Andina (THOA), en La Paz, de la que fue directora y del cual todavía es parte(4) El THOA se creó con la participación de intelectuales indígenas y mestizos/as. El propósito fue, y sigue siendo, el ejercicio de un pensamiento crítico puesto que, el THOA fue motivado por las presiones, los juegos de fuerzas y de poder de la misma historia. En el caso del THOA se creó un grupo que contribuyera a entender los horrores del colonialismo desde la perspectiva indígena, es precisamente el pensamiento crítico en La Paz, que conoce y comprende denunciando lo que, muchas veces, la cientifidad de las ciencias sociales oculta. En fin, no es el método y la disciplina que animan y motivan el pensamiento crítico del THOA, sino los problemas humanos, los horrores de la explotación y de la desvalorización de la vida humana en pro de la eficiencia, la acumulación y la neutralidad científica de las ciencias sociales (aunque no sólo las ciencias sociales están implicadas en este proceso).
Rivera Cusicanqui caracterizó también el potencial epistemológico de la historia oral en relación a la sociología participativa propuesta y defendida por el sociólogo colombiano Orlando Fals Borda como un proceso de descolonización intelectual. La sociología participativa consistía, a grandes rasgos, no sólo en producir conocimiento compartido entre el sociólogo y los sujetos estudiados (que en este esquema eran sujetos en posición subalterna), sino también que tal conocimiento fuera destinado a los sujetos mismos. Este segundo proceso contribuiría, según Fals Borda, al proceso liberador y descolonizador. Por cierto que hay un paralelo nada casual entre la descolonización de las ciencias sociales que proponía Fals Borda y la “pedagogía de los oprimidos” que postuló, practico y defendió el pedagogo y activista brasilero Paulo Freyre. Si bien Rivera Cusicanqui no se opone a la sociología participativa, sí se ocupa de marcar sus límites. El límite de la investigación-acción (o investigación participativa) reside en el hecho de que la investigadora o el investigador tiene todavía la prioridad en la decisión de los temas a estudiar y los problemas a explorar y la prerrogativa de decidir la orientación de la acción y las modalidades de participación. El potencial epistémico de la historia oral, en cambio, se distingue de la razón instrumental y del método de las ciencias sociales, de la oralidad como nueva fuentes de estudios históricos pero siempre dentro de las normas disciplinarias, y se distingue también de la investigación-acción, la cual puede considerarse como un primer paso en el proceso de descolonización intelectual. ¿Cuál es pues el potencial epistémico de la historia oral?:
La historia oral en este contexto es, por eso, mucho más que una metodología “participativa” o de “acción” es un ejercicio colectivo de desalienación, tanto para el investigador como para su interlocutor. Si en este proceso se conjugan esfuerzos de interacción consciente entre distintos sectores, y si la base del ejercicio es el mutuo reconocimiento y la honestidad en cuanto al lugar que se ocupa en la “cadena colonial”, los resultados serán tanto más ricos […] Por ello, al recuperar el estatuto cognoscitivo de la experiencia humana, el proceso de sistematización asume la forma de una síntesis dialéctica entre dos (o más) polos activos de reflexión y conceptualización, ya no entre un “ego cognoscente” y un “otro pasivo”, sino entre dos sujetos que reflexionan juntos sobre su experiencia y sobre la visión que cada uno tiene del otro (Rivera Cusicanqui,1990).
Así, el potencial epistemológico y teórico de la historia oral introduce una dimensión faltante en la investigación-acción: la historia y la experiencia histórica de los sujetos relacionados por estructuras de poder y, en este caso, principalmente por la colonialidad del poder. ¿De qué manera? La investigación-acción ofrece un correctivo a la versión canónica de las ciencias sociales y a su potencial colonizador, que depende todavía de la historia que ha sido escrita por los colonizadores (castellanos en el caso de Bolivia) o por los pensadores liberales fundadores de los estados nacionales (criollos y mestizos en el caso de Bolivia). El potencial epistemológico de la historia oral re-ordena la relación sujeto de conocimiento-sujetos a conocer o comprender. Por otra parte, la tradición oral no es sólo una nueva “fuente” para la historiografía. Es ella misma producción de conocimiento. El contador de cuentos (story teller) es equivalente al cientista social, filósofo o crítico social, a la vez que el/la cientista social es equivalente contador/a de cuentos. En este sentido, y debido a la colonialidad involucrada en la sociedad y en las formas de conocimiento, Rivera Cusicanqui da un paso más allá en su reflexión sobre la historia como en sus reflexiones sobre los relatos orales (the story teller). En el párrafo citado más arriba se puede comprender, además, las equivalencia entre el proyecto intelectual de Rivera Cusicanqui y las consecuencias y resultados del proceso revolucionario Zapatista articulado por el sub-comandante Marcos. La práctica de la “doble traducción” en el caso de los Zapatistas es equivalente a la doble relación entre sujetos planteada por Rivera Cusicanqui a partir de la historia oral. Así como en el caso de los Zapatistas la cosmología Marxista se infectó con la cosmología Amerindia, la cosmología Amerindia se infecto también con el marxismo. En esta doble infección, y doble traducción, desapareció la distinción entre el sujeto de conocimiento (marxismo) y el sujeto a ser conocido (la comunidad, pero no el pensamiento!, indígena).
De modo que el “algo más” al que se refiere Rivera Cusicanqui es, en realidad, una epistemología que tiende a eliminar la diferencia por ser ella una epistemología que se construye denunciando la diferencia colonial. Puesto que fue el ejercicio de la colonialidad del poder que estableció la diferencia epistémica colonial entre sujeto cognoscente y sujetos a ser conocidos. Además de reconocer la dimensión cognoscitiva de los sujetos pasivizados y objetivizados por la diferencia colonial (como los intelectuales del THOA o los Zapatistas vistos desde la perspectiva de las ciencias sociales!).
Mignolo, Walter D. El potencial epistemológico de la historia oral: algunas contribuciones de Silvia Rivera Cusicanqui. En Estudios y otras prácticas intelectuales latinoamericanas en cultura y poder. Daniel Mato (compilador). CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Caracas, Venezuela. 2002.
Aunque mi propósito fundamental fue el de subrayar la importancia de los aportes de Silvia Rivera Cusicanqui a la geopolítica del conocimiento, me interesó también sugerir que estos aportes no se limitan al área andina o a América Latina, sino que tienen una dimensión planetaria. Una dimensión planetaria puesto que estos aportes son respuestas locales a la expansión del capitalismo y del colonialismo a lo ancho del planeta desde el siglo XVI. El aporte de Silvia Rivera Cusicanqui (y el de Frantz Fanon) consiste en mostrar los límites tanto de las disciplinas de la modernidad como de los principios epistemológicos que la sustentan. Las disciplinas, desde el renacimiento, y los principios epistémicos que las sustentan se expandieron junto con la expansión del capital y de la ley. De modo que la geopolítica del conocimiento es un proyecto con dos caras. Una es la descripción y análisis de la configuración colonial del saber y, por lo tanto, poner de relieve la colonialidad del saber. La otra es la de incrustar nuestra propia producción y transformación de conocimientos en la lucha epistémica que la geopolítica del conocimiento presupone. No sería productivo asumir que la geopolítica del conocimiento es un objeto de estudio, pero que nuestra manera de estudiarlo esta fuera de esa geopolítica, en algún lugar imparcial, no contaminado por la configuración del mundo moderno/colonial.
Rivera Cusicanqui, Silvia (1992) “Sendas y senderos de la ciencia social andina”. En: Autodeterminación. Análisis histórico-político y teoría social 10:83-107; una versión modificada en inglés se encuentra en “Anthropology and Society in the Andes. Themes and Issues”. En: Critique of Anthropology, 13/1: 77-96, 1993.
____________________ (1998) “Experiencias de montaje creativo: de la historia oral a la imágen en movimiento”, Memoria/Encuentro: Diálogo sobre escritura y mujeres. La Paz. Compilación y edición de Ana Rebeca Prada, Virginia Ayllón y Pilar Contreras.
Rivera Cusicanqui, Silvia y Rossana Barragán, editoras (1997) Debates Postcoloniales. Una introducción a los estudios de la subalternidad. La Paz: SEPHIS-Aruwiyiri.
____________________ (1990) “El potencial epistemológico y teórico de la historia oral: de la lógica instrumental a la descolonización de la historia”. Temas Sociales, 11: 49-75.
____________________ (1992) Ayllu y proyectos de desarrollo en el norte de Potosí. La Paz: Aruwiyiri.
____________________ (1993) “Democracia liberal y democracia de Ayllu: el caso del Norte, Potosí, Bolivia”. En: Carlos Toranzo Roca (comp.): El difícil camino hacia la democracia. La Paz: ILDIS.
____________________ (1993) “La raíz: colonizadores y colonizados”. En: X. Albó y Barrios (eds.): Violencias encubiertas en Bolivia. Tomo 1, Cultura y Política. La Paz: CIPCA-Aruwiyiri.
____________________ (1996) “Los desafíos para una democracia étnica y genérica en los albores del tercer milenio”. En Silvia Rivera Cusicanqui (comp.): Ser mujer indígena, chola o birlocha en la Bolivia postcolonial de los años 90. La Paz: Ministerio de Desarrollo Humano. pp: 17-84.
____________________ (1997) “La noción de derecho o las paradojas de la modernidad postcolonial: indígenas y mujeres en Bolivia”. Temas Sociales. Revista de Sociología. (Universidad Mayor de San Andrés, La Paz).